CON FALDAS Y A LO LOCO

"I can´t believe in god, but I believe in Billy Wilder". Así recogió su "Oscar" Fernando Trueba por "Belle Epoque", y no le faltaba razón. Wilder ha sido un director fantástico, y este film es una demostración de ello, logrando que actores de corte discreta como Curtis y Monroe, no desentonasen demasiado al lado de mounstruos de la talla de Lemmon.
El largometraje sigue un ritmo ligero, sin pretensiones, sin moralejas o mensajes subliminales, pero esto también es el cine, entretenimiento sin más. Consigue mantener al espectador sentado en el sillón de su casa sin levantarse al servicio o acudir a picar cualquier cosa a la nevera. "Con faldas y a lo loco" es imprescindible, es una comedia con todas las letras para visionar una y otra vez, de esas en las que cada nueva proyección descubrimos un gag nuevo que nos consigue admirar. Insisto, Wilder es un peso pesado del cine, y en esta película da una lección magistral de dirección.
Para finalizar, el video de la última escena, que ha pasado a la historia del séptimo arte: