Sunday, September 24, 2006

LA HUELLA


Joseph L. Mankiewicz es uno de mis directores preferidos, y nunca lo he ocultado. Este señor ha dirigido películas tan brillantes como "El día de los tramposos" (Genial Burt Lancaster y no menos brillante Henry Fonda), "Cleopatra", "De repente el último verano" (No se pierdan la parábola de Frankestain y la homosexualidad), "La Condesa descalza" o "Eva al desnudo" (Bette Davis lo borda, pero me quedo con el antipático George Sanders, que lo recordarán sobre todo por "Rebeca" o "El retrato de Dorian Gray"), entre otros films de mayor o menor relumbrón, entre los que destacaría "Carta a tres esposas" o "El fantasma y la señora Muir" (Gene Tierney aparece mucho más bella en "Que el cielo la juzgue" o "El Diablo dijo no", con un jovencísimo Don Ameche descubierto para nuestra ignorancia en "Cocoon").
Pero vayamos al tema, "La Huella". Laurence Olivier y Michael Caine se enfrentan en un duelo interpretativo del que no salen vencedores ni vencidos. Actores de tal peso dramático es imposible unirlos en una película por el respeto que infunde encontrarse frente a uno una réplica tan magnífica, pero los británicos aceptaron el reto, y el resultado, un largometraje de una calidad excepcional en el que el terror psicológico invade al espectador hasta convertirse por momentos en Andrew Wake, y en otros en Milo Tindle, personajes interpretados por Olivier y Caine respectivamente. Se trata del teatro dentro del cine, de la esencia misma del celuloide, en el que pierden peso las cuestiones técnicas en favor de la interpretación, diálogos y el argumento.
Como siempre, no duden en acudir a su proveedor habitual hacerse con una copia, la visionarán más de una vez al año, porque la película lo merece, y por último, nota para los iniciados, si les gustó "The Game", esta joya les impresionará.